SÍNDROME FESTIVO DE ACAPULCO SFA
Síndrome festivo de Acapulco.
Fernando Galeana Padilla.
Si los fantasmas se aparecen nuevamente, acudiré al psiquiatra, verlos constantemente arruina mi paciencia, consumen todo, ensucian y hacen un maldito ruido insoportable.
Estoy contando como ocurrencia de remedio casero, me río a carcajadas para ahuyentarlos, que piensen que estoy loco.
Escribo entre un tiempo y otro, es una tregua para sentirme sano, vivo en una realidad dibujada de tal forma que requiere trazos de arquitectos.
Algo que me enoja mucho es que tomen mis cosas personales, lean mi diario como chisme sin costo, ¡consíganse una vida, bola de abusivos!
Han vaciado del refrigerador las pocas frutas y verduras que tolero consumir, ¿Por qué no toman las bebidas azucaradas y la chatarra los bribones?
El colmo es oír su música de moda todo el día, tamborazo tras tamborazo y una letra para intelectuales de cuarta.
Aclaro que no estoy en contra de ningún género, pero sí de esas canciones que rayan en el insulto y se vuelven sólo ruido, pinche ruido.
He puesto un té, quise tomar un mezcalito, ese de marca “la fiera”, de lo mejor de Guerrero, pero se ha agotado.
Ahora que recuerdo había consumido menos de la mitad de la botella, estos canijos abusan, están jodiendo por todas partes.
Son las trece horas con tres minutos, a esta hora desfilan, no falla, pasean en traje de baño, hombres y mujeres de cualquier parte, hacen su fiesta ignorándome.
Si no fuera por esos cuerpos esculturales sería todo menos soportable, de dónde carajo salen, si no tomo psicotrópicos, no fumo hierba ni cigarro.
Quiero descansar de oír y ver la vida loca, de sus desmanes y afectaciones, o me uno a ellos o acabo en un asilo. Toco la puerta, sale el doctor, pregunta: ¿Qué le pasa?
Salgo del consultorio, me ha dicho el galeno que no me preocupe, que es algo muy común en estos tiempos: Se llama síndrome festivo de Acapulco, se presenta con frecuencia, antes, durante y después de cualquier puente o período vacacional.