LA SINGULARIDAD DE LA IMAGEN
La singularidad de la imagen.
Por Fernando Galeana Padilla.
Solías reírte esa era la expresión más conocida de tu rostro.
La singularidad de la imagen acostumbrada se perdió una mañana.
En el almacén de todas las cosas positivas la escasez se apoderó del espacio.
Se ahorraba el pensamiento optimista, para ocuparlo en alguna emergencia.
Fue tanta la demanda que al fin nos alcanzó el vacío.
Todo dejo de ser reflejo de los buenos augurios al mirarte en esos espejos que te reflejaban.
Las señales nublaron el horizonte, el mar dejo de hacer olas, retrocedió alejándose de la orilla conocida.
Pensaste al principio que era algo más allá de la ficción, una especie de realidad no esperada.
Te confundiste entre los lamentos que sonaban como truenos avizorando lluvias torrenciales.
Cerraste los ojos, los oídos, las ventanas y las puertas semejando la frase de un poema recién escrito. Tu corazón siguió palpitando, lento, pero palpitando.
Quedaste como la soledad acumulada en el lugar donde nunca debiste ir.
Las horas cambiaron para destacarse de otro modo, ahí te diste cuenta que la historia podría ser otra.
Tu ser desconsolado dejo que se desprendiera esa parte rescatable.
Terminaste de cerrar lo que había que cerrar, una muralla apareció en el paisaje.
Ha de aquel tiempo cuando no había muros, todo era sonreír, ¿recuerdas cuando nos conocimos?
Jueves 7 de noviembre de 2019.