ESTAS INSIGNIFICANCIAS
ESTAS INSIGNIFICANCIAS.
Fernando Galeana Padilla.
Terminé de acomodarme para cerrar el día,
estuve tan distraído atendiendo la insignificancia del momento,
las circulares rutinas que alcanzan la última ronda.
Me llenó de placeres inéditos al cavilar sobre esas
extrañas cosas que se enredan como telarañas.
El gusto que supone consumir los alimentos
al mismo tiempo en que observas como los preparan y te sirven.
Llegas con la duda de si alcanza lo que encierra la cartera,
te intimida un poco la decoración y la etiqueta,
pero ya sentado sientes el don de mando,
la fuerza que se adquiere con los aromas que bullen.
La carta se abre con todos los deseos,
el menú que conquista la exploración del paladar
que amerita el gesto de la celebración de un día cualquiera.
Decir salud con un agua de guanábana por la tarde
ya dice algo diferente, la expresión de eso se nota al saborear un trago.
Terminan de hacer la salsa y ya estamos
listos para llenar el totopo y avanzar con algo.
La carne luce de tal forma y sabe de tal forma que te olvidas
de que comes un animalito que viendo vivo se ve tierno.
Estas insignificancias, pueden dar pie para
entender de pronto quienes somos.
Compartir la existencia no depende nada más
de respirar y saberse vivos.
Cuál es la prisa por vivir de una manera u otra,
sobre todo de la forma sutil en
que te desconectas de los demás,
los que tienen que comer en casa lo que haya.
No sé cuando he de volver acá,
o explorar otros rincones que parecen imposibles,
darle un toque de sabor al paladar,
regresar sólo por eso, por el gusto de comer,
conversar bajo la fuente musical de las palabras
que también alimentan estas insignificancias.
29 de mayo de 2019.