EL RECLAMO POR SÍ MISMO CAE MAL
El reclamo por sí mismo cae mal.
Fernando Galeana Padilla.
Si no fuera por los pollos, comeríamos otras cosas en la noche buena y año nuevo, casi todo el mundo se conforma con lo mismo, repetirse en el menú de la abundancia imaginada parece más una tortura que un beneficio.
Sé que dirás qué desagradecido y esas cosas que se dicen cuando se reclama a alguien inconforme o inquieto, el reclamo por sí mismo cae mal.
Las costumbres no son del todo sanas, limitan la creatividad y la vida, dejamos de explorar nuevas formas, sabores, menús diferentes para cenas de celebración decembrinas.
Cómo alimentar el espíritu con algo igual de siempre, podríamos inventar un nuevo platillo, buscar ingredientes locales con que hacerlo.
Ya se me está antojando el postre, con una fruta de la estación, ponernos todos en familia a colaborar desde temprano, entre las anécdotas anuales para revisar y reír, divertirnos, bromear con nuestras tragedias y aciertos.
Llegar a la hora exacta, brindar con agua los que no beben mezcal, Decirnos frases espontáneas, abrazarnos, hacer un conjuro para deponer los miedos, cantar, hacer un ritual dancístico.
En el momento de la hora en que el cuerpo demanda atención, despedirse, respirarnos juntos para llevarnos el amor que nos une y descansar, dejar que surja el día y te levante con un aire fresco.