ANTROPÓFAGO
Antropófago.
Fernando Galeana Padilla.
Yo me comí al hombre feo, a la mujer fea, la frase llegó del pensamiento, del miedo, era un rostro de carbón igual el cuerpo.
Me horrorizó saberme antropófago, quise enmendar la dieta bárbara, quitarme la zozobra de caer en la maldad de los prejuicios.
Establecer una relación de confinamiento con mi ser hambriento, impedir que el míster hyde se comiera al doctor Jekyll.
Ignorar semejante drama me haría cómplice de la ignominia de mis actos, saldría lastimado en cualquier momento.
Tuve que actuar con recelo, una caución que abarcó la clave de la liberación profunda, subí con la determinación de encarar los cielos, de pedir ayuda.
En ese instante se aplacó el sonido de una angustia constante, tiró las carnes que no eran mías, se deslavó el barro quedando el espíritu o algo que pensé era eso.
Rodaron gramos de tierra que al llegar al suelo subían y se colocaban para hacerme de nuevo, me vestían como piel de un color sin color, de una forma sin forma, pero sabiendo que era yo integrándose.
Así pasó una eternidad para hacerme consciente, volví a las calles en ese mundo donde seguían los gritos, la violencia, el dolor, la estupidez, el desasosiego.