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A UN TIEMPO QUE RECLAMA
A un tiempo que reclama. Fernando Galeana Padilla. Necesito decirlo, no es que nadie lo haya dicho, arriesgarme, ser la sombra de esas voces, la marea que provoca la luna y sus misterios. Francamente lo siento, lo hago mío, las palabras traducen la experiencia y no siempre es halagadora, los poetas que resuenan con sus voces penetrando, variedad de estilos, hebras que me jalan, sueño sus palabras, los ecos que cantan. Ciertamente cuesta encontrarse así mismo, oírse repetido, pero sobre todo oírse en el silencio, ahí donde no hay nadie que te escuche, que sepa quién eres, el atinado ser que reclamas. Ahí donde suena esa voz como otra forma…
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LO QUE NO QUIERO DECIRTE
LO QUE NO QUIERO DECIRTE Fernando Galeana Padilla. Qué es lo que no te quiero decir ahora mismo que lo pienso y me callo para no extender la idea, para que no se escuche y te digan y lamente no haberlo dicho en su momento, frente a frente cual desgracia que cae como edificio en un sismo. Las palabras que he de elegir entre las que supone sirven para ocasiones efectivas, para dar los énfasis requeridos, llenar el espacio en el silencio que espera procrear de sonidos específicos y no otros que sobran y hacen ruidos. Quiero ser como palabra viva el sonido que suena aún en los largos…
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VERSOS PUESTOS PARA SER COMPARTIDOS.
VERSOS PUESTOS PARA SER COMPARTIDOS. Fernando Galeana Padilla. Diez, nueve, ocho… Aquí estás como símbolo que ha recorrido ese espacio oculto donde se adueña todo lo que escucho, entre las sombras de palabras iluminadas: un canto adornado con música e imágenes imposibles. En los recorridos olvidados llenos de penosa angustia, de intermitencias que llenan un vacío completo, esa fragancia única que no puede desmentir de donde vienes. No temo decirlo aunque se vistan de una constante, notas sueltas que se conforman como versos puestos para ser compartidos. Siete, seis, cinco, cuatro… Es la profundidad el hueco donde se entierran los tesoros, el despertar de la luz que atraviesa oscura sensación…